Con los caucus de Iowa que empiezan mañana, el Partido Demócrata inicia sus primarias para elegir al líder que se enfrentará con el presidente de Estados Unidos en las elecciones de noviembre. Crónica tras los pasos de los candidatos en liza.
El 14 de enero Elizabeth Warren vive uno de sus momentos cumbre de los siete debates que los precandidatos demócratas llevan celebrados. La tensión de la noche es máxima por una polémica desatada el día anterior con la campaña de su viejo amigo y ahora rival, el también senador Bernie N. La CNN ha publicado que, en una reunión entre ambos mantenida en 2018, cuando aún no se habían anunciado las postulaciones para la Casa Blanca, Sanders dijo a Warren que una mujer no podría ganar las elecciones presidenciales y ella se lo discutió. El equipo del político de Vermont lo desmiente ipso facto y, al cabo de unas horas, un comunicado de la senadora declara el episodio verídico.
Al día siguiente ambos se ven las caras en el escenario, en Des Moines, Iowa, y cuando una de las moderadoras les plantea la contradicción, los dos mantienen sus respectivas versiones.
“¿Puede una mujer derrotar a Donald Trump? Mire a los hombres sobre este escenario [había cuatro], en conjunto han perdido 10 elecciones. Las dos únicas personas que han ganado cada una de sus elecciones son las mujeres, Amy [Klobuchar, senadora por Minnesota] y yo”, reivindica Warren, provocando una fuerte ovación del público, “y la única persona aquí que ha quitado a un republicano electo del puesto en los últimos 30 años soy yo”.
Para Warren, lo personal no puede ser más político. Muchos años después de aquel drama familiar, se acabaría convirtiendo en una gran experta en bancarrotas personales y en el sector financiero. Enseñaba esta materia en Harvard cuando en 2008,en plenocrash,Obama la fichó y diseñó la agencia de protección al consumidor financiero. En 2012 ganó su escaño por Massachusetts apeando del puesto a un republicano, Scott Brown (sí, al que se refirió en el debate), y en el ocaso de laera Obamaya se había erigido en un referente ideológico del Partido Demócrata.
Este lunes, en loscaucus(primarias) de Iowa, se enfrenta al primer asalto. La campaña acabará de forma atropellada debido al impeachmenta Trump, que le obliga a permanecer en Washington siguiendo cada sesión. Eso la llevó el 15 de enero por la noche a regresar precipitadamente a la ciudad. Era de noche y la vi pasar por un barrio cercano al Capitolio. Llevaba su habitual pantalón negro, sus zapatillas y una cazadora oscura. Iba, cómo no, corriendo.
Ningún candidato puede presumir de haber arrebatado tantos votantes a este presidente. De haberlo hecho, además, en uno de los Estados que pueden bailar de republicano a demócrata. Tampoco muchos pueden exhibir su trayectoria como legisladora. Su demostrada capacidad para llegar a acuerdos con sus rivales. Brilla en los debates. Conecta con la gente. Por eso, su posición en los sondeos remite inevitablemente a una pregunta que lanza en sus memorias: “¿Me pasaría esto si fuese un hombre?”. Klobuchar está en la mitad. De la geografía del país, del rango de edad y del espectro político. No es la más conocida ni la más ruidosa. En un país polarizado hasta los extremos, encarna un saludable punto intermedio.
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