Nueve miembros de una prominente familia mormona en el norte de México, todas mujeres y niños, fueron asesinados a tiros el 4 de noviembre en un territorio cuyo control es disputado por el Cartel de Sinaloa y la banda La Línea.
México, que ha experimentado un alto índice de criminalidad durante más de una década, ha visto aumentar la violencia en las últimas semanas.
El 17 de octubre, un tiroteo en la ciudad de Culiacán que involucró al Cártel de Sinaloa llevó a las autoridades a liberar a Ovidio Guzmán, hijo del capo de la droga convicto Joaquín "El Chapo" Guzmán.
En el contexto de tanto derramamiento de sangre, los asesinatos de los LeBarón son altamente inusuales y trágicamente cotidianos.
A diferencia de la mayoría de las víctimas de asesinato en México, los LeBarón son ciudadanos estadounidenses y mormones, parte de una comunidad religiosa que se separó de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días del estado de Utah (EE.UU.) hace años.
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